viernes, 2 de septiembre de 2011

¿Hasta dónde está dispuesto a llegar el gobierno?¿ Cúando piensa actuar?

Quería que lo metieran en la cárcel y para ello cogió una botella con gasolina y prendió fuego a dos cajeros automáticos durante la misma noche en la zona de Benalúa, Alicante. A continuación, se presentó en Comisaría confesando lo que acababa de hacer y pidiendo que lo llevaran a prisión. Fuentes cercanas al caso señalaron que el hombre, un español de 43 años, estaba sin trabajo, ni casa y que había actuado así por pura desesperación porque esta harto de no tener un sitio fijo dónde dormir y dónde poder comer.
Ésta fue la explicación que dio ante el juzgado de guardia el día que prestó declaración esta semana para tratar de explicar por qué había actuado como lo hizo. Al final, quedó en libertad con cargos a la espera de que se señale una fecha para celebrar el juicio, que no se pudo celebrar ese mismo día porque faltaba un informe.
A punto estuvo de cumplir su deseo, después haber pasado esta semana a disposición del juzgado de guardia, ya que recientemente había sido condenado a ocho meses de prisión tras un juicio rápido por otros hechos similares ocurridos en Benidorm. En las dependencias judiciales de Benalúa estaba previsto celebrar otra vista rápida el miércoles en la que el acusado iba a declararse culpable de todos los cargos. Con una nueva condena, el acusado tendría que ingresar en prisión por ser reincidente.
Sin embargo, esta vista no se pudo celebrar ya que todavía no se habían presentado ante el juzgado los informes periciales de las compañías de seguros valorando el alcance de los daños ocasionados en los dos cajeros automáticos por los incendios intencionados.
Por tanto, el hombre quedó en libertad provisional acusado de un delito de daños. En próximas fechas, una vez que se reciba la documentación que falta, deberá señalarse una nueva vista tras la que se concretará la pena que se le deberá imponer. Las fuentes consultadas por este señalaron que la intención del acusado es la de conformarse con una pena de prisión, caso en el que la condena está prácticamente asegurada. Eso sí, siempre que le localicen, ya que éste vive prácticamente en la indigencia y no tiene teléfono ni dirección propia.
Los hechos ocurrieron la madrugada del pasado miércoles en las terminales de dos sucursales ubicadas en las calles Alona y Pardo Jimeno, ambas muy próximas a las dependencias de la Comisaría Provincial y de los juzgados de Benalúa. Los daños ya habían sido reparados ayer y apenas una mancha negra en la pared evidenciaba el siniestro que había tenido lugar en la entidad. En su comparecencia, tanto en la Comisaría como en el juzgado, el hombre admitió que había actuado así porque estaba harto de no tener dónde dormir, ni qué comer y que lo único que quería era que le metieran en la cárcel.

Examen psiquiátrico
La abogada defensora planteó en el juzgado de guardia la posibilidad de que el acusado fuera sometido a algún examen psiquiátrico para determinar si padecía algún tipo de trastorno mental.
Sin embargo, tal prueba fue desestimada, ya que no se apreciaron signos de alteración alguna. El hombre era lúcido en sus razonamientos y no parecía consumidor ni de alcohol o drogas.

Con quince euros en el bolsillo y en la indigencia
Con tan sólo quince euros en el bolsillo y casi en la indigencia, el acusado abandonó el miércoles el juzgado de guardia. La única duda reside en saber si el juzgado podrá localizarle cuando se celebre el juicio, dado que no cuenta con un domicilio fijo. Según las fuentes consultadas por este diario, el arrestado es de origen andaluz y estaba afincado desde hace pocos meses en la provincia. Recientemente había estado viviendo en casa de un amigo en Benidorm. J. A. M.

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